La pregunta sobre si los tatuajes son aceptables para un cristiano es cada vez más común en un mundo donde el arte corporal se ha vuelto parte de la cultura popular. Sin embargo, para entender la postura bíblica, es importante ir más allá de las modas y buscar lo que Dios dice en Su Palabra.
En Levítico 19:28 encontramos un versículo que ha sido central en este debate: “No se hagan heridas en el cuerpo por un muerto, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor”. En su contexto original, esta instrucción estaba dirigida al pueblo de Israel para apartarlos de prácticas paganas de las naciones vecinas, que usaban marcas en el cuerpo como parte de rituales religiosos o idolátricos.
Si bien la Biblia no habla extensamente sobre los tatuajes como los conocemos hoy, sí nos da principios que pueden ayudarnos a tomar una decisión sabia:
Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20), y debemos cuidarlo y honrar a Dios con él.
Todo lo que hagamos debe glorificar a Dios (1 Corintios 10:31).
Nuestras decisiones deben reflejar pureza y testimonio cristiano, evitando lo que pueda ser tropiezo para otros.
El punto no es simplemente si está “prohibido” o “permitido”, sino reflexionar sobre la motivación detrás de querer un tatuaje. ¿Es para vanidad, para seguir una moda, o para expresar algo que edifique y glorifique a Dios?
En conclusión, más allá de la tinta, Dios mira el corazón. Un cristiano debe preguntarse: “¿Esta decisión acerca de mi cuerpo honra a mi Señor?”