La Biblia enseña que los animales son criaturas creadas por Dios como parte de la creación. Dios les dio vida y los incluyó en el mundo que Él hizo para el hombre y para ellos. Aunque los animales no fueron creados a la imagen de Dios como los seres humanos, y no tienen alma eterna, son importantes para Dios y forman parte de su cuidado.
En Génesis 1:28, Dios le da al hombre autoridad sobre los animales, lo que significa que los seres humanos deben gobernarlos y cuidarlos con responsabilidad. Esta autoridad no implica abuso o maltrato, sino un mandato para protegerlos, alimentarlos y respetarlos.
La Biblia también muestra que Dios se preocupa por el bienestar de los animales. Por ejemplo, en el Salmo 36:6 se dice que Dios “salva a hombre y bestia”. Además, las leyes dadas a Israel incluían instrucciones para tratar bien a los animales, como permitirles descansar y no maltratarlos (Éxodo 23:4-5).
Respecto a matar animales, la Biblia permite hacerlo para alimento, vestimenta o protección, pero condena la violencia sin causa (Génesis 9:3, Marcos 1:6, Salmo 11:5).
En resumen, los animales son parte valiosa de la creación de Dios. Aunque no son iguales al ser humano, merecen respeto y cuidado, y Dios espera que los tratemos con amor y responsabilidad.
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