El chisme es uno de los comportamientos más dañinos que pueden afectar nuestras relaciones y nuestra vida espiritual. Aunque muchas veces parece inofensivo compartir información sobre otras personas, la Biblia es clara en que hablar mal de otros o difundir rumores va en contra de la voluntad de Dios.
1. El chisme daña a las personas y a la comunidad
En Proverbios 16:28, se nos advierte:
“El hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso separa a los mejores amigos.”
Esto nos muestra que el chisme no solo hiere a quien es mencionado, sino que también rompe relaciones y genera conflictos dentro de la comunidad.
2. Dios aborrece la lengua que habla mal de los demás
Proverbios 6:16-19 enumera cosas que Dios odia, y entre ellas se encuentra:
“el que siembra discordia entre hermanos.”
Hablar de otros para difamar, criticar injustamente o crear conflictos es algo que Dios desaprueba.
3. Guardar silencio y ser prudente es sabiduría
Proverbios 11:13 nos enseña:
“El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu fiel los guarda.”
Ser cuidadoso con nuestras palabras y evitar difundir información dañina es un signo de madurez espiritual y de fidelidad a Dios.
4. Llamado a la edificación, no a la destrucción
En lugar de participar en chismes, la Biblia nos llama a hablar de manera que edifiquemos a los demás. Efesios 4:29 dice:
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”
Cada palabra que pronunciamos puede ser una herramienta de bendición o de destrucción.
Reflexión final
El chisme es más que un simple rumor; es una actitud que puede herir profundamente. Como cristianos, estamos llamados a cuidar nuestras palabras, a promover la paz y a reflejar el amor de Dios en nuestras relaciones. Antes de hablar, pregúntate: ¿Mis palabras edifican o destruyen?