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Domingo, Diciembre 7, 2025
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La fe que mueve montañas | Mateo 17:20

La Biblia nos habla muchas veces sobre la fe, pero una de las frases más impactantes es cuando Jesús enseña que con una fe del tamaño de un grano de mostaza, podemos mover montañas (Mateo 17:20). Esta enseñanza no se refiere a mover montañas físicas, sino a superar los obstáculos imposibles que enfrentamos en nuestra vida cuando confiamos plenamente en Dios.

¿Qué significa la fe que mueve montañas?

La fe que mueve montañas es esa confianza absoluta en que Dios tiene el poder de obrar en lo imposible. No depende de nuestras fuerzas ni de lo que podamos lograr por nuestras propias capacidades, sino de reconocer que Dios es todopoderoso y que sus promesas son verdaderas.

Jesús nos recuerda que no se trata de tener una fe enorme, sino de tener una fe genuina, aunque sea pequeña, porque lo importante es en quién depositamos nuestra confianza: en el Dios que creó el cielo y la tierra.

La fe en momentos de dificultad

Cuando enfrentamos problemas grandes —ya sea enfermedad, crisis económica, dolor familiar o decisiones difíciles— la fe se convierte en nuestra ancla. Esa fe nos sostiene, nos da esperanza y nos recuerda que no estamos solos.

Creer que Dios puede mover nuestras “montañas” significa entregar a Él nuestras cargas, confiar en que tiene un plan perfecto y esperar en Su tiempo.

Ejemplos bíblicos de fe que movió montañas

  1. Abraham creyó que Dios le daría un hijo aun cuando su edad y la de Sara lo hacían imposible (Génesis 15).

  2. Moisés confió en que Dios abriría el Mar Rojo cuando todo parecía perdido (Éxodo 14).

  3. David enfrentó a Goliat con la certeza de que Dios le daría la victoria (1 Samuel 17).

Estos hombres confiaron en Dios más allá de lo lógico, y Él respondió con poder.

Cómo fortalecer nuestra fe

  • Leer la Palabra de Dios para alimentar nuestra confianza en Sus promesas.

  • Orar con sinceridad, presentando nuestras preocupaciones y esperando en su voluntad.

  • Recordar testimonios de lo que Dios ya ha hecho en nuestra vida.

  • Caminar en obediencia, porque la fe sin obras es muerta (Santiago 2:26).

Conclusión

La fe que mueve montañas no significa que nunca tendremos problemas, sino que con Dios podemos enfrentar cualquier situación. Él es capaz de abrir caminos donde no los hay, de sanar corazones y de transformar lo que parece imposible.

Jesús nos invita a confiar en Él, a creer sin dudar y a caminar cada día con la seguridad de que nuestra fe, aunque pequeña, puede desatar el poder de Dios en nuestras vidas.

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